Historias de Las Mil y Una Noches

Estambul, una de las ciudades más románticas del mundo. Este fue el lugar donde John F. Kennedy Jr. trajo a su esposa Carolyn Bessette en su luna de miel en 1996. La ciudad se ubica entre las fronteras de Europa y Asia. Es fácil imaginarse en una de las historias de las Mil y Una Noches cuando uno está rodeado de esa arquitectura, esos paseos al lado del agua y el exótico mosaico de sabores, aromas y sonidos.

Romanticismo
Cena romántica en el faro

Cena romántica en el faro

Al caer la noche

El mejor sitio para contemplar la puesta de sol es el paseo marítimo. En el distrito de Eyüp, se encuentra Pierre Loti, un monte que recibe su nombre del famoso escritor francés. Este siempre ha sido un lugar de encuentro para los enamorados. Desde aquí tendrá unas vistas impresionantes del Cuerno de Oro. El Cuerno de Oro y, más concretamente, su puerto, es un sitio ideal para contemplar cómo la ciudad se ilumina. Cuando se haya puesto el sol, aproveche para cenar a la luz de las velas. Para una velada especial, coja el ferry desde Kabataș o Salaçak hasta Kiz Kulesi, un antiguo faro en una isla en el medio del Bósforo. Desde el restaurante verá cómo la noche cae sobre Estambul, mientras disfruta de una agradable velada con música en directo y comida y bebida exquisita. Termine esta perfecta velada romántica con un paseo en crucero por el Bósforo, que le llevará desde la zona antigua de la ciudad hasta la parte moderna, mientras pasa por debajo de puentes increíblemente iluminados y contempla las maravillosas vistas de los palacios, los castillos y las mezquitas.

1001 luces en el Hotel Kybele

1001 luces en el Hotel Kybele

Sueño árabe

Estambul está repleto de hoteles románticos, y Kybele es uno de los más famosos. Miles de lámparas de cristales de colores hechas a mano adornan los techos, y auténticas alfombras orientales cubren los suelos. Sillas antiguas, candelabros de bronce y curiosidades antiguas completan el escenario. Las habitaciones no tienen televisión porque los tres hermanos propietarios del hotel quieren que sus huéspedes disfruten entre ellos y de la ciudad. Por eso, el desayuno se sirve hasta mediodía en una terraza íntima situada en el ático, alejada del ruido de las calles.

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