En una esfera superior

En Turquía, las shishas reciben el nombre de «narguile». Antiguamente, fumar en shisha era algo que solo hacían los ancianos, pero hace unos 10 años que se ha rescatado esta tradición milenaria. Si visita Estambul, su viaje no estará completo hasta que no disfrute de una noche en una tetería, donde podrá elegir entre una gran variedad de shishas y sabores de tabaco.

Ocio Nocturno
Jardín de tetería en Tophane

Jardín de tetería en Tophane

El barrio de las shishas

En pleno apogeo del Imperio Otomano, fumar en shisha era algo muy habitual. De hecho, compartir un narguile con el sultán era considerado como el mayor de los honores. Sin embargo, con el auge del cigarrillo durante la Segunda Guerra Mundial, la práctica de la cachimba fue desapareciendo poco a poco, hasta que regresó con fuerza a finales de 1990. En Tophane, uno de los barrios del distrito Beyoğlu, abrieron muchas teterías especializadas en shishas para responder a esta nueva tendencia. Actualmente, este barrio se ha granjeado el apodo de «Narguile Central». La mayoría de teterías abre las 24 horas del día y dispone de amplios jardines en los que sus clientes se pueden tumbar en enormes cojines a la sombra de los árboles. Tómese su tiempo y pruebe todos los sabores, desde capuccino y plátano hasta menta o pera. Si quiere un refrigerio líquido, pida una taza de té, de café turco o un zumo de fruta. Nargilem Kafe tiene un hermoso jardín, y Erzurum Nargile es una de las teterías más antiguas de Estambul y, probablemente, merezca la pena visitarla.

Backgammon y shishas

Backgammon y shishas

Un cuento de las Mil y Una Noches

Casi todas las esquinas de Estambul esconden una tetería en la que puede entrar y fumar en shisha. Una de las más conocidas es Erenler Nargile, situada en el patio de una antigua escuela de teología. El café linda con el Gran Bazar, pero la entrada está situada en Çorlulu Alipaşa Medresesi, en Çemberlitaş. Si quiere encontrarla, siga a los estudiantes turcos, o a hombres y mujeres que van directos allí después de trabajar. En el interior, los clientes habituales juegan al backgammon. Su encantador jardín parece sacado de un cuento de las Mil y Una Noches.

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