El museo militar más grande

Hay pocas ciudades en la historia de Alemania que experimentasen el nivel de destrucción que vivió Dresde durante la Segunda Guerra Mundial. Al final de la guerra, la ciudad quedó prácticamente reducida a escombros. Por tanto, no resulta apenas sorprendente que la ciudad albergue el Museo de Historia Militar de la Bundeswehr. Con 1.950 metros cuadrados de espacio de exposición, se trata del museo militar más grande del mundo.

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La capacidad destructiva de una bomba afgana

La capacidad destructiva de una bomba afgana

Una perspectiva diferente

El actual Museo de Historia Militar de la Bundeswehr trata la guerra desde una perspectiva muy poco habitual. El Imperial War Museum de Londres y el Musée de l’Armée de París son tanto un tributo a la guerra, como una cuidadosa reflexión de las consecuencias de la acción militar. Sin embargo, en vez de exponer tanques, cañones y medallas brillantes como reliquias de honorables batallas, este museo aborda el objetivo y los orígenes de la violencia. Teniendo en cuenta que este museo está gestionado por el ejército alemán, resulta bastante reseñable que ofrezca una representación visual de las consecuencias inhumanas de las intervenciones militares. Entre las piezas expuestas, se incluyen los restos de un vehículo del ejército alemán dañado en una explosión durante la reciente guerra de Afganistán. Junto a él, encontrarán las tarjetas de votación de los líderes alemanes Gerhard Schröder y Angela Merkel, que aprobaron la participación alemana en la guerra. No cabe duda de que el museo lanza una luz totalmente nueva sobre cualquier intervención militar futura.

Dresde hoy

Dresde hoy

Un diseño impresionante

El museo se inauguró nuevamente en 2011, tras una gran reforma y ampliación llevada a cabo por el arquitecto estadounidense Daniel Libeskind. Su diseño en forma de cuña rompe la imponente simetría formal del edificio. Se trata de una referencia simbólica al amplio alcance de las consecuencias de la guerra. La cuña metálica, una enorme proa de barco hecha de metal y cristal, tiene cinco plantas de alto y apunta en dirección al lugar en el que cayeron las primeras bombas. Desde la plataforma de observación, los visitantes pueden ver cómo Dresde ha resurgido de las cenizas.

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