El renacimiento del Muro
La East Side Gallery es la parte más famosa y más larga que se conserva del Muro que separaba Berlín Occidental de Berlín Oriental. Esta galería al aire libre, que atrae a más de un millón de turistas al año, se encontraba en pésimas condiciones hace unos años. Muchas de las obras se habían desgastado por las condiciones meteorológicas o destruidas por vándalos y turistas que plasmaban frases en el Muro. Para las celebraciones del XX aniversario del “Mauerfall” (caída del Muro) en 2009, esta galería se sometió a una restauración de 2 millones de euros. Se cubrieron los agujeros, la pintura se vaporizó y las obras de arte se restauraron. De los más de 100 artistas, 8 se negaron a autoplagiarse y volver a hacer su trabajo, pero, aparte de estas pocas obras, la galería parecía intacta. En 2013, la galería sufrió otro revés cuando un desarrollador de proyectos derribó 3 obras de arte en 23 metros del Muro para dejar sitio para un hotel de lujo, a pesar de las intensas protestas lideradas por David Hasselhoff, actor y cantante muy famoso en Alemania principalmente por su papel en "El coche fantástico" y "Los vigilantes de la playa". Desde la caída, el Muro sigue siendo objeto de polémica entre los berlineses. El debate en torno a la destrucción de las partes que se conservan del Muro surge de forma periódica.
El beso entre Brezhnev y Honecker
La East Side Gallery sigue en pie y las obras de arte más famosas aún se conservan “Mein Gott, hilf mir, diese tödliche Liebe zu überleben” de Dmitri Vrubel es un famoso grafiti que representa el “beso fraternal” entre el líder soviético Leonid Brezhnev y el líder de la RDA Erich Honecker. Y en “Test the Rest”, de Birgit Kinder, el Trabant de Alemania del Este revienta el Muro hacia el Este. Justo al lado de la parte derribada se encuentran las coloridas cabezas de Thierry Noir, un lugar emblemático donde los turistas se hacen fotos, así como los psicodélicas pinturas de Gamil Gimajew. Muchas de las obras conllevan un mensaje político o hacen referencia a los horrores de la Guerra Fría, como ‘Der Mauerspringer’ de Gabriel Heimler. Los alemanes del este intentaban cruzar el Muro de todas las formas posibles, normalmente sin éxito. En la mayoría de los casos, sus intentos les llevaban a la muerte en lugar de a la codiciada libertad.