¿Afrutada o con espuma?
Las cervezas belgas son casi como el vino. Hay tantas cervezas como ciudades. La mayoría de bebedores de cerveza conocen la lager y la Oud Bruin (una cerveza ale tostada más dulce). En Bélgica se fabrican cientos de cervezas, como la Vlaams Rood (roja belga): aunque es parecida a una cerveza ale tostada, se elabora con cebada tostada y se deja fermentar en barriles de roble, lo cual le proporciona un sabor amargo y refrescante. La "witbier" (cerveza blanca) es la más refrescante, con un toque de limón. Y hablando de frutas, la Kriek se elabora con cerezas o frambuesas, que le dan a la cerveza un sabor dulce y refrescante, y son ideales para tomar en una terraza o un patio. ¿Le apetece una cerveza de frutas? Entonces debe probar la lambic, una cerveza regional elaborada sin levadura añadida. El proceso de fermentación es natural. También puede pedir una lambic sin frutas. Las cervezas lambic jóvenes y viejas pueden mezclarse con la cerveza Geuze. Tras años fermentándose en una botella, la cerveza tendrá pequeñas burbujas, como el champán. Las cervezas autofermentadas celebrarán su 1000 cumpleaños pronto, por el cual habrá que brindar.
La historia de los fabricantes de cervezas
Cantillon está a poca distancia del Grote Markt. Es la última fábrica de cerveza en activo de toda la ciudad. Desde hace más de 100 años produce una gran variedad de cervezas. Además de descubrir sus calderas de cobre y bodegas repletas de botellas, también podrá degustar las cervezas que quiera. No olvide probar la cerveza de frambuesa, una lambic cuya fermentación ha durado 3 años. Los Belgische Brouwers (fabricantes de cerveza belgas) conocen todos sus secretos y tienen hasta un pequeño museo en el Grote Markt. En el documental proyectado en el museo, las herramientas, el caldero y los tubos de fermentación cobran vida. En la cervecería que se encuentra justa al lado podrá disfrutar de una amplia variedad de cervezas entre jarras y porcelana antigua.